Cuando mi madre empezó con esto
del patchwork tengo que reconocer que me la imaginé convertida en el álter-ego de la señora de las palomas de Solo en Casa, o en la loca de las telas o yo qué sé, y ciertamente
tuvo una especie de trastorno obsesivo-compulsivo con las telas, iba por casa rebuscando todo lo que le pudiera servir, cuando me compraba un pijama nuevo ella ya estaba esperando a
que lo donara para poder convertirlo en retales de sus mantitas porque "¡Hay que ver que telas tan
bonitas tiene Amancio!" Todo valía, pijamas nuevos, camisas viejas y hasta
las corbatas de mi padre... (que el pobre donó a la causa contentísimo a regañadientes)
Horas y horas (y meses) midiendo
cuadraditos de tela, cortando, cosiendo y bordando. Paciencia infinita que le ha dado resultados tan bonitos como estos:
Pd: ¡Un beso mamá!
Las corbatas de mi padre ahora son pajaritas |
♥ A
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